Me convertí en el prometido de la heroína loca - Capítulo 130
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Capítulo 130
—“Me di cuenta muy tarde.”
—“…….”
Enrite retrocedió, incapaz de aceptar la realidad. No
había manera de que Exceed Rain tuviera consciencia propia. No era más que una
espada demoníaca consumida por la oscuridad profunda que había corrompido a
incontables personas.
—“No… no. No puedes ser Exceed Rain.”
—“Pero lo soy.”
—“Entonces, ¿por qué provocaste la muerte de tantos hasta
ahora?”
—“…No podía hacer nada.”
—“¡No mientas! Aunque finjas ignorancia, tus crímenes no desaparecerán.”
—“¿Por qué solo dices lo que quieres? Te digo que no
podía hacer nada.”
—“¡Puede que engañaras a Zion Laird, pero a mí no! ¡Te
eliminaré aquí mismo!”
Enrite invocó El Tesoykve y apuntó con la hoja hacia
Exceed Rain. En cambio, Exceed Rain la miraba con indiferencia, sin realizar
ningún movimiento.
—“¿Pretendes cortarme?”
—“Es lo que debo hacer.”
—“¿Aunque somos iguales, espadas primordiales?”
—“…Tú nunca debiste haber nacido. ¿Sabes cuántos han
muerto por tu causa?”
—“¿Y tú sabes cuántos humanos has salvado?”
—“¿Qué…?”
—“No me preguntes lo que ni tú misma sabes. Yo solo
estuve atrapada ahí dentro. A diferencia de ti, no podía moverme libremente.
Entonces, ¿por qué me culpas?”
Exceed Rain respondió con calma, mientras liberaba una
magia púrpura. Enrite imbuyó a El Tesoykve de un flujo plateado, afilando su
energía cortante.
Zion, que había permanecido observando, abrió la boca
finalmente.
—“Cardenal Selenine, le pido que baje su espada.”
—“¿Por qué la trajiste aquí? Ahora que es humana,
intentará matar a más personas.”
—“…¿Y si la observas una vez más? Quizás la percibas de
forma distinta.”
Enrite siguió las palabras de Zion y volvió a examinar la
magia de Exceed Rain. Sintió la misma oscuridad profunda con la que había
combatido durante tanto tiempo. Pero, al mismo tiempo, pudo notar una ligera
diferencia.
‘No es maligna.’
Aunque lo había confirmado por sí misma, no podía
aceptarlo del todo. Esa oscuridad ya no estaba impregnada de malicia ni deseo. Parecía
más bien una oscuridad purificada, despojada de lo impuro.
—“No es enemiga. Si lo fuera, yo lo habría notado
primero.”
Zion tomó la muñeca de Enrite y ejerció una ligera
presión. Enrite resistió un instante, pero al final bajó El Tesoykve a
regañadientes.
—“Tu también cambiaste al volverte humana, Cardenal
Selenine. Piénsalo de forma parecida.”
Ni siquiera Zion confiaba plenamente en Exceed Rain. Aunque
tuviera similitudes con Enrite, el hecho de que fuera Exceed Rain no cambiaba. Lo
único que podía hacer era dejarse guiar por sus sentidos y decidir creer en sus
palabras.
—“Ya no quiero oír ese nombre. Exceed Rain era el nombre
de la espada maldita, no el mío.”
—“Puedes decirnos como quieres que te llamen.”
—“Veamos… ¿qué nombre me quedaría bien…?”
Exceed Rain caminó alrededor, inspirada profundamente. Hasta
ahora solo había existido como consciencia, jamás había experimentado lo que
era respirar como un ser vivo. Los cinco sentidos de un humano, el cuerpo que
se movía por voluntad, las emociones que perturbaban su mente…
¿Quién hubiera imaginado que tener un cuerpo vivo sería
algo tan asombroso?
—“Tomaré su apellido, pero… me gusta Resia como nombre.”
—“…¿Resia Selenine?”
—“¿Y por qué usarías el apellido?”
Zion se sobresaltó, mirando a Enrite. Resia sonrió con
picardía y habló con la misma voz que Enrite.
—“Porque soy tu hermana mayor, ¿no debería usar el mismo
apellido?”
—“¿Quién dice que eres mi hermana mayor? ¿Acaso quieres
morir?”
—“…….”
Zion la miró sorprendido, atento a la reacción de Enrite,
quien jamás había dicho antes que quería matar a alguien. Eso era prueba de
cuánto odiaba a Exceed Rain y de que se negaba a aceptarla siquiera como
pariente.
—“Pues mátame si puedes. No moriré tan fácilmente.”
—“Exceed Rain…”
Enrite apretó con fuerza El Tesoykve, liberando con
violencia su poder mágico. Resia borró su sonrisa y mostró un semblante
inexpresivo.
—“De Exceed… no, de Resia, me haré responsable de ella.
¿No puedes confiar en mí?”
—“Te crea o no, el resultado no cambiará.”
—“¿Crees que puedes vencerme?”
—“Te mataré aquí mismo.”
Ambas comenzaron a reunir poder, dispuestas a
enfrentarse. Pero en ese instante, Zion desenvainó su espada y se interpuso
entre ellas.
—“Cardenal Selenine. Sé que no debería hacerlo, pero debo
intervenir.”
—“¿Está protegiendo a Exceed Rain?”
—“No creo que darle una oportunidad sea un error.”
Zion había sobrevivido empuñando a Exceed Rain, más que
nadie la había usado, y por eso podía estar seguro. La consciencia de Exceed
Rain, ahora Resia Selenine, ya no estaba contaminada por aquella magia cruel y
extrema.
Ella era oscuridad purificada, un nuevo ser humano que
solo deseaba buscar su propia vida.
—“Resia, los portadores de espadas reconocerán quién
eres. La Cardenal Selenine y yo te conocemos bien. No es que quiera culparte,
pero no podemos simplemente dejarlo pasar.”
Enrite y Resia tenían posiciones y objetivos
completamente opuestos. Si no resolvían esto aquí mismo, el conflicto
continuaría en el futuro.
—“¿Qué debo hacer para satisfacerte?”
—“Demuestra qué clase de humana eres.”
—“…¿Quieres que eleve mi propio valor?”
—“Algo así. Solo tienes que mostrarnos que no eres Exceed
Rain, sino Resia Selenine.”
Por supuesto, no era un método perfecto. Resia podía
ocultar su naturaleza durante un tiempo y engañarlos. Pero al observar hasta
los detalles más mínimos, también era un modo útil de ponerla a prueba.
—“Parece difícil.”
—“Lo es. Apenas te has convertido en humana. Normalmente
deberías haber pasado por un proceso de crecimiento, pero no lo tuviste. Aunque
tengas consciencia, en realidad eres como una niña pequeña.”
—“Ufufu… No entiendo nada de lo que dices.”
Resia, pensativa, mostró una sonrisa pura. Al ver
aquello, Enrite tuvo una corazonada momentánea.
‘¿Eso… es algo humano?’
Pero de inmediato negó aquel pensamiento y dejó relucir
una mirada afilada. La otra seguía siendo la espada demoníaca, Exceed Rain. Aunque
hubiera dejado de ser una espada maldita y se hubiera convertido en humana, su
esencia no podía haber cambiado.
Fuera verdad o mentira lo que dijera, seguía siendo un
enemigo al que debía erradicar sin falta.
‘¿Mi hermana mayor…?’
Enrite repitió con desagrado aquella frase.
Sin duda, ella y Resia habían nacido en la misma época
como espadas primordiales, podían ser llamadas hermanas. Pero ahora ya no podía
hablarse de jerarquías, ni ella lo sentía como un lazo fraternal. Solo veía en
Resia un ser de origen opuesto al suyo.
‘Si lo pensamos bien, la que debería ser la hermana
mayor soy yo.’
Cuando la luz brilla, la oscuridad retrocede y el mundo
entero se ilumina. La vida solo nace donde hay luz, y gracias a ella se puede
vivir de acuerdo con el orden natural. Claro que la oscuridad también tenía su
lugar, pero en comparación, el valor de la luz era inevitablemente mayor.
‘Ella se volvió humana después que yo.’
Enrite había existido como la consciencia de El Tesoykve
desde mucho antes y, recientemente, incluso se había transformado en forma
humana. Al convertirse en un ser humano completo, obtuvo todavía más poder y
llegó a ser la auténtica dueña de El Tesoykve.
Si se trataba de comparar, debía admitir que ella estaba
en una posición superior.
‘Además, imitó mi apariencia, así que, por supuesto…’
Entonces, Enrite vació su mente y se preguntó a sí misma:
¿Por qué estaba pensando en tonterías como esas? Quizás había quedado atrapada
en unas palabras insignificantes, obsesionándose sin motivo.
‘No tiene ningún beneficio aferrarse a ese título.’
Y aun así, contra todo lo que pensaba, parecía quedar un
leve apego. En toda su vida nadie la había llamado “hermana mayor”, ni ella
había llamado así a alguien.
Solo le habían acompañado los títulos de Apóstol Blanco y
de Cardenal de la Sagrada Orden de Kinesien.
‘…¿Será esto también parte del corazón humano?’
Era un pensamiento infantil y absurdo. No importaba quién
fuera la hermana mayor, ni quería reconocer a Resia como su hermana. Y sin
embargo, seguía enredándose sola en esa palabra.
‘Tal vez lo mejor sea hacer lo que dijo Zion Laird.’
Tras una breve vacilación, Enrite desvaneció la forma de
El Tesoykve. No era que confiara en las palabras de Resia. Simplemente, como
quien una vez fue espada, intentaba reflexionar sobre lo que significaba ser
humana.
—“…Te observaré solo una vez. Si huyes o actúas de forma
sospechosa, te mataré.”
—“Ya te dije que no moriré tan fácilmente.”
—“Cuando llegue el momento de matarte… empezaré por esa
boca.”
—“Quizás seas tú quien muera.”
—“Inténtalo. Si es que puedes.”
Enrite respondió con firmeza mientras apagaba su poder.
Resia la observaba con una mirada enigmática.
‘De verdad me odia.’
Resia no tenía intención de luchar contra Enrite. Ella
era la espada primordial que tanto había querido ver, su hermana nacida junto a
ella. Aunque terminaran enfrentándose, jamás tendría intención de herirla.
‘…Hubiera sido mejor si ese humano nos hubiera unido
como hermanas.’
Resia recordaba la época en que El Tesoykve y Exceed Rain
habían sido blandidas al mismo tiempo por un mismo humano. Incluso entonces, no
podía controlarse, pero era consciente de que resonaba con El Tesoykve.
Sin embargo, como esa resonancia fue aplastada de manera
unilateral, nunca llegó a completarse.
‘Ahora tendré que cooperar.’
Resia contuvo su poder y mostró un rostro melancólico. Tal
como Zion había dicho, debía demostrar el valor de su existencia. Exceed Rain
había causado incontables desgracias hasta ahora. Aunque aquello hubiera
ocurrido separado de su voluntad, no podía eximirse totalmente de la
responsabilidad.
‘¿Cuándo llegará el día en que mi hermana entienda mis
sentimientos…?’
⨕
Cerca de la Fortaleza Alieard, en el Castillo, Campamento
de los Caballeros de Lychnis.
Aunque había pasado bastante tiempo desde que montaron
las tiendas, casi no se oían voces.
Oz pasaba el día con una actitud temerosa, y los
caballeros de su Orden se reunían a escondidas fuera de la tienda.
Adentro de la tienda de campaña, el silencio se había
vuelto costumbre, y ni siquiera Zion podía disiparlo.
—“Hermana.”
—“…….”
—“Sé que estás molesta, pero al menos deberías hablar.”
—“…….”
—“Si sigues así, nada cambiará. Y lo sabes, ¿verdad?”
—“…….”
Después de declarar que dejaría la orden de caballeros,
Hanette se había apartado por completo.
Hablaba con los Setinos Quasar y con los caballeros de Sylase,
pero frente a Zion no emitía palabra alguna. Zion estaba desconcertado, aunque
lo entendía, y seguía esforzándose.
—“Dijiste que ibas a abandonar la orden, ¿verdad?
Entonces, los caballeros de tu casa también se irán.”
—“…….”
—“Eso significa que solo quedaremos yo y los de mi
familia. Prácticamente estaré solo.”
—“…….”
—“Si peleo solo será más peligroso… ¿aun así piensas
marcharte?”
—“…….”
—“Hermana… ¿acaso tengo que estar al borde de la muerte
otra vez para que al fin me mires?”
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